Los peculiares retratos de Modigliani

No podía faltar en este libro de pintura contemporánea un ensayo dedicado al pintor italiano Amedeo Modigliani (1884-1920). Queremos destacar su trágica figura bohemia y de pintor maldito. Pero, sobre todo, su impresionante obra pictórica adscrita al movimiento cubista parisino en este ensayo de pintura que no vacilamos en incluir en nuestro libro. Modigliani formó parte del círculo de pintores cubistas parisinos liderados por Pablo Ruiz Picasso. En París desarrolló su extraordinaria carrera pictórica en la que destacan sus retratos estilizados y de caras alargadas por los que fue internacionalmente conocido y recordado en todo el mundo. Sus peculiares retratos constituyen lo más recordado y original de toda su obra pictórica. Motivo por el cual incluimos este ensayo de pintura en este libro. Tampoco está de más que recordemos a nuestros potenciales lectores que en el año 2020 se cumplió el primer centenario de su fallecimiento que fué el 24 de enero de 1920, en el Hospital de la Charité de Paris.

Modigliani nació el 12 de julio de 1884 en Livorno, Italia, en el seno de una familia judía de pequeños comerciantes. A causa de su salud precaria tuvo que renunciar a una educación convencional, y fue entonces cuando empezó a estudiar pintura en su ciudad natal (en la escuela de Bellas Artes, con Guglielmo Micheli), y posteriormente en las de Florencia y Venecia. En 1906 se trasladó a París, donde frecuentó los círculos artísticos y literarios (fue amigo de Maurice Utrillo y de Pablo Picasso) y recibió notables influencias de los pintores Henri de Toulouse-Lautrec, Pablo Picasso, Georges Braque y Paul Cézanne. Sus primeras pinturas dejan sentir la influencia de los macchiaioli, pero posteriormente le interesó el movimiento modernista y el de la secesión, además del arte primitivo. En 1908 presentó cinco cuadros en el Salón de los Independientes, entre ellos La judía (colección Alexandre, París).

En 1906 se trasladó a París que, en aquella época era el centro del arte de vanguardia. En el Bateau-Lavoir, que era un falasnsterio para proletarios de Montmartre, conoce a Max Jacob, Van Dongen, Picasso, Guillaume Apollinaire, Diego Rivera, Chaïm Soutine, Vicente Huidobro y otros personajes célebres. Influido en principio por la obra pictórica de Toulouse-Lautrec, Modigiliani encuentra inspiración en Paul Cézanne, el cubismo y la época azul de Picasso. También resulta evidente la influencia que ejercen sobre su obra el pintor simbolista austríaco Gustav Klimt y las estampas del japonés Utamaro. Su rapidez en la ejecución le hace famoso. Nunca retocaba sus cuadros, pero los que posaron para él decían que era como si hubiesen desnudado su alma.

En 1909, se pasa un breve período en Livorno, enfermo y deteriorado en su salud por los excesos de su vida. Regresa a París y alquila un estudio en el famoso barrio de París de Montparnasse. Modigliani se considera a sí mismo más escultor que pintor. De hecho, continuó por esa vía cuando Paul Guillaume, un marchante joven y ambicioso le presentó a Constantin Brancusi. Descubre el arte africano y camboyano en el Musée de l’Homme de París. Sus estatuas se reconocen por los ojos almendrados, las bocas pequeñas, las narices torcidas y los cuellos alargados. Se presentó una serie en el Salón de Otoño de 1912, pero tuvo que dejar de esculpir porque el polvo le causaba problemas de salud. Retrató a los habituales de Montparnasse, como Soutine, Diego Rivera, Juan Gris, Max Jacob, Blaise Cendrars y Jean Cocteau. Tras el estallido de la Primera Guerra Mundial (1914-18), trató de alistarse, pero se lo impidió su precaria salud. Constantin Brâncuşi, conoció personalmente a Modigliani en 1909 recién mudado a su estudio de Montparnasse. Fue a partir de este encuentro que comenzó la fase escultórica de Modigliani que se prolongó hasta 1914.

Según el historiador de arte Gerhard Kolberg, las esculturas de Modigliani conjugan pretensiones idealistas y plásticas, con una realización escultórica primitiva, incluso arcaica. De hecho las figuras de Modigliani presentan una fuerte estilización que se puede apreciar en sus cabezas con cuellos largos, narices agudas y ojos representados como contornos, que son clara referencia a aquellas esculturas de los primitivos muy apreciadas por los círculos de vanguardistas de París.

En 1916, conoce al poeta y marchante de arte polaco Léopold Zborowski y a su mujer Anna. Modigliani lo retrata en varias ocasiones, cobrándole sólo diez francos por retrato. El siguiente verano, la escultora ucraniana Chana Orloff le presentó a su amiga Jeanne Hébuterne, una estudiante de dieciocho años que había posado para Foujita. Cuando la familia burguesa de Jeanne se entera de esta relación con el que era considerado un depravado, le corta su asignación económica. Conocido como “Modì” por sus amigos, Amedeo emana magnetismo hacia las mujeres. Tiene numerosos romances hasta que entra en su vida Beatrice Hastings, con la que mantendrá una relación tormentosa de unos dos años. Ésta le sirve de modelo en varios retratos, como “Madame Pompadour“. Cuando está bajo los efectos del alcohol, es triste y violento, como muestra el dibujo de Maria Vassilieff. Sobrio, es tímido y encantador, le gusta citar a Dante Allghieri y recitar poemas del libro del conde de Lautréamont Los cantos de Maldoror (Les Chants de Maldoror) libro del que siempre tiene cerca un ejemplar.

En 1917, minada ya su salud por el alcohol y las drogas, comenzó una serie de desnudos femeninos que se encuentran entre sus mejores obras. Ese mismo año comenzó una relación con la pintora Jeanne Hébuterne, con la que tuvo una hija. Fue también un período brillante para su pintura, que se hizo cada vez más refinada de líneas y delicada de color. Modigliani murió tuberculoso en el Hospital de la Caridad de París, el 24 de enero de 1920. Debe matizarse que la vida disipada que se le imputa se debió más a la miseria y a la insatisfacción de su búsqueda artística que al vicio. El poeta Zborowsky decidió ser su marchante y le ayudó cuanto pudo, pero con poco éxito, porque el artista se había sumido ya en un completo abandono físico y moral. Pese a ello, los últimos cinco años de su vida fueron los más productivos. Desde 1915 hasta 1920, año de su muerte, Modigliani realizó su obra más significativa, constituida mayoritariamente por retratos y desnudos femeninos. Los retratos son a menudo de amigos y personajes conocidos como Max Jacob (1916) o Jacques Lipchitz y su mujer (1917), pero frecuentemente representan a personajes anónimos como La criadita (1916). Sus múltiples desnudos femeninos, como Desnudo rojo con los brazos abiertos (1917, Kunsthaus, Zurich) rebosan una sensualidad lánguida y complacida; la línea que perfila los cuerpos es sutil, melodiosa y elegante; los ojos almendrados de los rostros dotan a las figuras de una mórbida melancolía que recuerda al pintor renacentista italiano Botticelli.

En mayo de 1919, vuelve a París, a la calle de la Grande Chaumière. Su salud se deteriora con rapidez. Tras un largo período en el que sus vecinos no sabían nada de él y después de una noche de excesos y de haber peleado con unos vándalos en la calle, le encuentran delirando en la cama a la vez que sostenía la mano de Jeanne embarazada casi de nueve meses. Lo único que puede hacer el médico es atestiguar que su estado es desesperado. Muere de meningitis tuberculosa el 24 de enero de 1920. Unos días antes había pedido el permiso al gobierno francés para contraer matrimonio con Jeanne.El 3 de diciembre de 1917 celebra su primera exposición, en la galería de Berthe Weill, pero horas después la autoridad la cierra por indecencia. Debido a sus problemas de salud, tiene que trasladarse a Niza con Hébuterne, que da a luz en 1919 a una hija a la que llamará Jeanne. Por sugerencia del marchante Guillaume, realiza una serie de desnudos (ahora sus obras más cotizadas), con la pretensión de venderlos a los millonarios que veranean en la Costa Azul, sin mayores éxitos. Los más importantes artistas de Montmartre y Montparnasse siguen los funerales hasta el cementerio parisino de Père-Lachaise. Jeanne Hébuterne, llevada a casa de sus padres, se suicida tirándose desde la ventana de un quinto piso después del funeral de Modigliani, embarazada por segunda vez. La hermana de Modigliani que vivía en Florencia, adopta a su hija huérfana. Ésta escribirá una importante biografía de su padre titulada Modigliani: Hombre y mito.

En ocasiones se le cita como un expresionista, pero es difícil dar ese calificativo a la finesse típica de Modigliani. El artista que más veneraba fue Paul Cézanne, aunque nunca se interesó por representar la naturaleza al modo de su admirado pintor. Tan sólo pintó tres paisajes y no se conoce ninguna naturaleza muerta suya. La influencia de la vanguardia no sería determinante para la creación de su característico estilo. El canon alargado de sus figuras evidencia el gusto por el manierismo y enlaza sus personajes femeninos con las imágenes de los cuadros de Parmigianino. La estilizada geometrización de las formas denota el impacto que sobre él ejerció el descubrimiento del arte africano, que realizó gracias a su amigo Brancusi. La influencia del arte primitivo se manifiesta especialmente en sus esculturas. Los numerosos esbozos y dibujos preparatorios de las Cariátides se concretaron en una única escultura que realizó entre 1913 y 1914 y que se conserva en el Museo de Arte Moderno de Nueva York. Su práctica escultórica fue determinante para la configuración de su pintura. Entendía que el único modo de hacer escultura era tallando directamente la piedra, y en muchas ocasiones se sintió más escultor que pintor. Las estatuas que han sobrevivido (unas veinticinco) no se ajustan a ninguna de las dos tendencias predominantes en la época (cubismo y futurismo); en ellas se encuentra un alto grado de sentido plástico, una solidez en las formas y una tendencia hacia el ritmo y la esquematización que también son características de su pintura.

Sus esculturas raramente han cambiado de manos y las pocas pinturas que se encuentran en el mercado, han alcanzado valores excepcionales. En 2010 en la Casa Christie´s de París, una de sus esculturas, Tete de Caryatide, fue vendida en la cifra récord de 43 millones de euros. En noviembre de 2015 el millonario chino Liu Yiqian adquirió su obra Nu Couché (1917) en el remate de la casa Christies en 170,4 millones de dólares, la segunda mejor pagada en subasta en esa fecha, solo superada por Mujeres de Argel de Picasso que se había vendido en 179,3 millones de dólares en mayo de 2015.La concepción de su pintura, basada en el diseño lineal, la pureza arcaica de su escultura, y su vida romántica y llena de tribulaciones económicas y enfermedad, dieron a Modigliani una personalidad excepcional en el marco de la pintura moderna, aislada de las corrientes de gusto contemporáneo (cubismo, futurismo, dadaísmo y surrealismo) que estaban en desarrollo en el mismo período. En la actualidad Modigliani es considerado uno de los mayores artistas del siglo xx y sus obras se exponen en los principales museos del mundo. Vivió en la París de los famosos años ´20, pero eligió su propio camino creativo en vez de unirse a las vanguardias. Amigo y enemigo de Picasso, el artista italiano apenas ganaba para sobrevivir en una existencia donde las drogas, el alcohol y las peleas iban apagando su frágil salud. A un siglo de su muerte, un repaso por su estilo singularisimo, sus obras y sus amores trágicos.

La vida de Modigliani podría ser la arquetípica de la bohemia: pintar en estudios polvorientos, tanta hambre que ambiciones, el dinero que no circula, peleas en tabernas tras largas noches de alcohol, enfermedades, días en cama, mujeres, muchas mujeres como aves de paso, poca de las que caldean el corazón y, por supuesto, el arte atravesándolo todo. Ah, y por supuesto, una muerte precoz. Sí, una bohemia un tanto más cruel, cínica si se quiere. Es que Amedeo Clemente Modigliani (Livorno, 1884-París, 1920) fue un artista singularisimo en una época de artistas únicos, que cuando las vanguardias gobernaban la mirada eligió su propio camino estético, decisión que muchas penurias le trajo, en vez de sumarse a las tendencias y el deseo de los merchantes parisinos que decían que arte valía la pena y cuál no. Claro, el de Modigliani no valía nada. Y por eso, hoy, vale muchísimo. Durante su vida, el artista italiano apenas consiguió vender obra o lo hacía a precios modestos. Decían los envidiosos que por eso pintaba rápido, podía realizar un retrato -que hizo muchos- en un intento, sin retoques, sin correcciones, aunque si hay algo que no abundan en las obras de Modigliani son las zonas de conflicto, esas que revelan un cambio brusco en la idea primigenia del artista, fantasmas en el lienzo.

Sus figuras estilizadas son inconfundibles. Sus trazos sencillos. No hay margen para el error para confundir a Modigliani y eso lo convierte en uno de los pintores más falsificados del mundo. En 2018, en una escandalosa exposición en el Palacio Ducal de Génova se comprobó que un tercio de las setenta obras expuestas jamás habían pasado por las manos del artista. Todas ya habían sido expuestas o pertenecían a museos o colecciones privadas, por lo que la moda de imitar a Modigliani, en sí, no está relacionada a sus súper ventas. Una, incluso, hasta contaba con un certificado de autenticidad del Ministerio de Cultura italiano. “Modigliani pintó más de muerto que de vivo”, dijo entonces Carlo Pepi,uno de los mayores expertos en Italia en la obra del pintor. Así que si usted, alguna vez vio un Modigliani, no esté tan seguro de ello. Eran apócrifas. Como una serie de tres cabezas descubiertas en 1984. La historia es apasionante: era el centenario de su nacimiento y existía la leyenda de que Modigliani, en 1913, había arrojado un grupo de esculturas en el Foso Real de Livorno al no ser aceptado por la comunidad artística de su pueblo.

Cuando ya se han cumplido más de cien años de su muerte, la obra del pintor italiano Amedeo Modigliani ya no necesita reivindicaciones. Es uno de los artistas más importante del siglo XX y sus pinturas -como sus esculturas- se venden en valores que jamás hubiese imaginado aún en la más delirante de sus borracheras y ensoñaciones febriles. Por ejemplo, hace una década una de sus esculturas, Tête, alcanzó los 43 millones de euros en una subasta y hace cinco, su pintura Nu Couché (Desnudo acostado, 1917) los USD 170,4 millones y hace solo dos, Nu couché (sur le coté gauche) –Desnudo acostado (en el lado izquierdo)– los 157,2 millones de dólares USA. Recordemos que en toda la historia del arte, tan solo Leonardo Da Vinci Pablo Picasso pueden ufanarse de alcanzar precios superiores.

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César A. Alvarez
César A. Alvarez
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