Mi largo poema

Y ahí estaba, la poesía.
Cuando se me cerró la puerta
y se me intentó ahogar,
tapiándome la única ventana,
qué me daba la oportunidad de respirar.

Ahí estaban mis letras,
rogándome piedad,
aclamando compasión.

“Me podían salvar”.
Eso decían, eso hicieron.
Las dejé salir,
echaron abajo ese cemento.

Cemento que me ahogaba,
que mataba la luz de mi ventana,
que gritaba versos.
Versos de consuelo.

Consuelo,
que se volvió Musa,
inspiración, esperanza,
alegría y duelo.
Porque… Por fin.

Por fin había muerto,
bajo tierra y enterrada;
Esclavitud mental,
que quería atarme
a la perdición
de vivir anclada a algo,
que no dejaba
expresar mis miedos.

Un día, los saqué fuera,
los lleve a paseo.
Muchos se marcharon,
tras alzar el vuelo.
Ni adiós dijeron.

Hola digo,
desde aquí abajo,
cuando hoy los veo.
Vuelan libres,
sin temor a nadie,
sin temor a ser menos
de lo que fueron.

Otros, viven;
todavía conmigo, en mis adentros.
Les tengo aprecio,
los intento abrir al mundo,
para que lleguen lejos.

Acostumbrada a anestesiar sentimientos,
hoy puedo decir que jamás
podría vivir sin ellos.

Gracias, asfixiante habitación,
por encerrarme en ti y mostrarme que yo…

Yo soy dueña de mi desastre,
porque solo yo puedo salvarme
y mostrarme a mí primero
lo que quiero, siento y necesito
antes de mostrarle nada al resto.




Autora: Nerea Flores Medina

Comparteix a:
Ricard Teixidó
Ricard Teixidó

No diguis blat fins que no el tinguis al sac i ben lligat.

Articles: 42

Deixa una resposta

L'adreça electrònica no es publicarà. Els camps necessaris estan marcats amb *