LOS TÍPICOS TÓPICOS

Son muchos y de muy diversa índole los tópicos que se atribuyen a los españoles como si conformaran una especie de identidad nacional o una suerte de carácter colectivo que podríamos definir como “el eterno español”. Muchas veces se trata de exageraciones y vagas generalizaciones que distorsionan la realidad hasta extremos inconcebibles. Aunque, igual que en el caso de la mitología, siempre puede haber un sustrato de veracidad en ello. Vamos a suponer que todos estos tópicos existen en la realidad de forma tangible y verificable, que existen seres vivos reuniendo en su persona tales típicos tópicos. Imaginemos una criatura humana comportándose en su vida diaria según ellos. Visualicemos al ser antitético que resultaría de todo ello: auténtico despropósito humano, da náuseas de pensarlo.

Un ser que tendría estas “cualidades”: impuntual, grosero, maleducado y machista, ignorante e inculto excepto en el fútbol; ineficaz en su trabajo pero apto para la fiesta y el cachondeo; obtuso pero muy hábil elabo-rando excusas y justificaciones a sus retrasos e ineptitud en el trabajo. Siendo su principal rasgo definitorio la envidia. Algún avispado novelista podría escribir una obra con tal descripción. Su título sería “Un día en la vida de Juan Garrulo”. Parecido a la novela “Ulises” de James Joyce pero en versión cutre. Juan Garrulo, tras despertarse malhumorado, se dirige al trabajo llegando sistemáticamente con retraso. Su ya acostumbrado encargado hace la vista gorda de nuevo Trata de eludir su parte del trabajo que solo efectúa bajo presión y de mala gana. Sueña de nuevo con cobrar el subsidio de desempleo para ejercer su “actividad” favorita: matar el tiempo hablando de fútbol. Al llegar a casa le espera Maruja, su sufrida mujer, con la comida preparada y faena doméstica concluida para evitar su impenitente machismo. Más difícil lo tiene con sus ya creciditas hijas que no toleran sus arrebatos machistas. Círculo vicioso que acaba pagando su infeliz mujer.

Sus dos hijas, Mari y Pili, son cajeras del supermercado del barrio y desean marchar de casa porque no aguantan a sus “viejos”. Al dirigirse al trabajo practican un peculiar deporte: el “bocata-cesto”. Variante del básquet consistente en tirar a la papelera los bocadillos preparados con esmero por su madre. Comportamiento debido a su creencia que tal “deporte” les permitirá adelgazar para parecer a sus heroínas: las top models. No olvidemos a Manolito, el benjamín de la familia: adolescente cabeza hueca, inaguantable al estar en plena “edad del pavo”. Simula estudiar 2º de ESO pero, en realidad, se pasa todo el día en los salones recreativos y los ciber-cafés, chateando con sus colegas de “estudio”.

Cuando sus “viejos” le compren el ordenador dejará lo poco que estudia y, entre chateos y videojuegos, incrementará el fracaso escolar. Juan Garrulo, mientras, gasta todo su tiempo libre en el bar bebiendo y hablando de fútbol con sus amigotes. Cháchara ocasionalmente interrumpida tras pasar delante del bar una flamante moza. Ocasión aprovechada para largar sus groserías y piropos sin gracia. Tales “ocupaciones” les impiden ocuparse de los deberes escolares de sus hijos, contribuyendo al fracaso escolar en su calidad de “buenos” padres. Incontables ejemplos de “idiosincrasia española”. Pese a parecer exagerados, no nos engañemos: tales criaturas existen. Aunque bien distribuidas por el país.

Finalicemos aconsejando a los lectores que para mejorar su vida personal e integrarse en Europa no se parezcan a Juan Garrulo. Tanto el cuerpo como la mente os lo agradecerán.

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