Amb la col·laboració de:
El hombre, obra perversa de un dios abstruso,
que quiso entretenerse creando un monstruo,
una serpiente de dos cabezas,
donde cada una tira de una punta.
De un lado, la inteligencia,
de otro, la cruda animalidad.
Sentase el dios a contemplar
cuánto duraba la pobre bestia.
Autor: José Antonio López Ramos





