Aterrizaje de emergencia

El caza espacial de Calla perdía potencia por segundos y la experta piloto examinaba en el inexplorado sistema solar si había algún planeta en condiciones en el que efectuar un descenso de emergencia, finalmente encontró una luna en uno de los gigantes gaseosos más próximos con las condiciones de habitabilidad adecuadas y se preparó para intentar lograr posar su vehículo en el agreste entorno que se iba a encontrar según los sensores de la nave. Al poco de penetrar la atmósfera ya sus instrumentos empezaron a mostrar problemas de funcionamiento.

— ¡Perfecto!… –exclamó irritada– ¡Solo esto me faltaba para terminar de complicar el posar el caza en condiciones! –concluyó aún más molesta al dificultar mi vuelo las espesas nubes de las capas altas de la atmósfera.

Desciende con cuidado y reduciendo la velocidad para evitar chocar con alguna montaña al apenas tener un campo de visión claro frente a ella, la suerte le favoreció inesperadamente al vislumbrar a lo lejos un conjunto menos compacto de nubes que le posibilitará el aterrizaje de su caza espacial. En efecto fue como esperaba, se amplio el angulo que podía abarcar a simple vista y logro posar el vehículo en un claro de un extraño bosque de color crema sin mayores complicaciones.

— ¡Espero que ahora al menos los instrumentos funcionen correctamente y me den una lectura exacta de la atmósfera exterior! –dijo al menos aliviada de haber logrado lo más difícil de todo.

Una señal verde se encendió en el analizador atmosférico, por lo que ensanchó su sonrisa al no tener necesidad de utilizar ningún engorroso traje espacial para salir al exterior de la nave. Tan solo se proveyó de un cinto que portaba su arma que ato en torno a su cintura y la mochila con el equipamiento básico de supervivencia.

— Los sensores en el espacio indicaron una gran cantidad de agua en esta zona, ¡si es que mi sentido de la orientación no me ha fallado y he acertado en la zona de aterrizaje! –se dijo en voz alta a sí misma.

Abrió la compuerta de la nave, inquieta y con una mano cerca de su arma al encontrarse en una zona inexplorada e ignorar los peligros que podía esperar. El aire ligeramente pobre en oxígeno entró en el interior e hizo que su rubia cabellera se agitara con la corriente que le impactó. Su uniforme estaba preparado para ese tipo de eventualidades, por lo que apenas noto el frío en el resto del cuerpo.

« Lo primero es lo primero, ¡he de localizar alguna fuente de agua próxima! » –piensa al poner su primer pie en el planeta.

Eso supone el pilar básico de su supervivencia… Llevaba alimentos para resistir de tres a seis meses según los racionara en su caza, pero de nada le servirán sin una fuente próxima de ese líquido con que hidratar su cuerpo.
La superficie del planeta era muy parecida a la de todos los mundos habitables que había visitado, al agacharse para coger un poco de la tierra del suelo, pudo constatar que salvo por su peculiar color naranja… Parecía tener la misma textura que cualquier otra que hubiera previamente palpado, por lo que se limitó a coger una poca que metió en una caja que sacó del cinto para un posterior análisis con más detalle.

Se le hizo extraño pasear por en medio de un bosque alienígena, el viento mecía las ramas de hojas color naranja y en algunos árboles podía observar frutos que colgaban que igual podría comer si no resultan venenosos para ella tras analizarlos. Siempre estaba el temor de que los instrumentos hubieran pasado por alto algún virus o germen mortal que pudiera afectarla en esa atmósfera extraterrestre… El deseo de echar mano del respirador en su mochila para estar realmente a salvo era muy fuerte, pero también era consciente de que debía cuidar con esmero sus reservas de oxígeno por si fallaban los filtros de su nave al saber que necesitaba de una buena reparación e igual podrían estar parcialmente afectados por los daños sufridos.

El ruido de un río se empezó a escuchar cada vez más fuerte y su expresión se alegró al poder tener asegurada ya su abastecimiento de líquido a escasa distancia de donde había aterrizado. Al ser evidente que se encontraba muy cerca, corrió hacia el mismo y no tardó en estar frente al mismo.

— ¡¡¡¿Esto es agua?!!! – exclamo sorprendida al verla de color café en estado natural, en vez de transparente.
Se quitó la mochila de la espalda, para sacar el analizador para verificar su potabilidad. Con un tubo de ensayo cogió una poca que suministro al aparato que empezó a funcionar con unos leds intermitentes que indican que estaba estudiando el líquido.

— Puede que sea potable tras procesarla con el equipo de la nave –digo esperando el resultado.
Tras lo que me pareció una eternidad, la luz intermitente paró y se encendió un piloto verde, que indicaba que era potable tal y como estaba para mi cuerpo. Esa era la respuesta que en el fondo esperaba al necesitar ya beber un poco, ¡pero su aspecto no es que la hiciera muy apetecible!

— Supongo que tarde o temprano tendré que hacerlo, ya que tampoco podré procesar la suficiente al día para mis necesidades en vista de cual su estado en la naturaleza –comentó para mí misma al coger una poca en un vaso metálico.

Su sabor obviamente no era el más apetecible para su paladar, aunque si saciaba su sed y con la segunda vez que volvió a coger más del río; sus papilas gustativas se habían ya medio adaptado al extraño sabor.

— Al menos no moriré deshidratada en este inhóspito e inexplorado satélite, ¡Cuesta creer este tipo de condiciones de vida en un cuerpo celeste tan alejado del sol de este sistema! –me maravillo al observar a mi alrededor la vasta superficie boscosa que le rodeaba– Sea como sea que se haya producido… No soy científica para estudiarlo y tengo una nave que reparar, ¡si en verdad anhelo salir de aquí! –concluyó diciendo al llenar varios envases metálicos de agua para llevarme conmigo.

Volvi a meter todo en la mochila que me puse en la espalda nuevamente, de regreso recogi varios frutos con unos guantes para su posterior análisis en la nave.

Los días transcurren sin novedades destacables en ese deshabitado satélite, algunas noches que se difuminan las nubes, podía observar el hermoso planeta gaseoso, era de un tamaño similar a Júpiter a simple vista y con prácticamente el mismo color en sus capas exteriores.

No vi alterada mi rutina hasta el séptimo día de estancia sobre la superficie, al despertarme como cada mañana –¡o lo que estableci como tal!–, me disponía a proseguir con las reparaciones en el exterior del caza tras el desayuno; pero me percató que junto al fuego exterior cerca del que cenaba casi cada noche, había ahora lo que parecía una figura que defini como tal al girar su cabeza hacia mi para observarme fijamente… El temor se apoderó de mi e hice ademán de coger mi arma que había dejado de llevar desde el segundo día al ser innecesaria y molestarme en el trabajo.

Con cuidado retrocedi hasta la entrada nuevamente del vehículo, sin dejar en todo momento de mirar esos grandes ojos que se habían clavado en mi… Tanteando el interior con el brazo derecho cogi el cinto en donde estaba el arma y me lo apresuro a poner, ya finalmente armada me acercó al extraño ser que me siguió con la vista mientras me quedaba de pie frente a él.

— ¡¿Supongo que no hablara mi idioma para que nos podamos entender?! –pregunte al dar por sentado que es inteligente por su aspecto bípedo y dar muestras de ello por su expresión.

El extraterrestre era de color verde, con pequeñas escamas cubriendo todo su cuerpo que no ocultaba con ningún tipo de ropa. Me miró sin decir nada fijamente, hasta que finalmente contestó en unas palabras extrañas que no entendí.

“Entender supongo no que hablaras idioma” –surgió de mi brazalete que contiene el traductor universal.

— ¿Es un ser inteligente?, o estoy perdiendo el tiempo al conversar con un simple animal –pregunte temerosa de que pueda ser una trampa de una especie predadora que la viera como su comida.

Mientras espero la respuesta, echo mano ya inquieta al arma y sin dejar de mirar de reojo al visitante; examino visualmente los alrededores en busca de más criaturas como esa que puedan estar acechando ocultas entre la vegetación.

Al volverme a centrar en el exclusivamente, al estar casi convencida que ese era el único por el momento, este parece mostrar una expresión de decepción en su rostro. “perdiendo inteligente un eres conversar animal simple ” –emite la pulsera y lo observo perpleja de pies a cabeza.

— Igual no eres más que un loro grande y por tu aspecto no pareces precisamente herbívoro… –digo ya empezando a ponerme nerviosa– ¡Esta es su última oportunidad de responder algo con sensatez que demuestre que es inteligente o le dejó fulminado en un segundo! –expresó al dar el ultimátum con mi arma apuntando hacia él.


“Es increíble que ni en los diez mil años desde que mi especie os vio por última vez… Hayáis sido capaces de cambiar esa actitud beligerante e irreflexiva propia de vuestra especie“ –se escuchó en mi pulsera y lo miró sorprendida.

En ese momento, caí fulminada al suelo al ser impactada por un rayo procedente del cielo.

— ¿Y tú me llamas a mi bárbara?, iba a dejar el arma –dice antes de perder el conocimiento creyendo que era su fin.

Me despierto al cabo de un par de horas con un gran dolor de cabeza, e intentó llevar mi mano derecha a la frente para calmarla ; aunque compruebo que no podía y no tarde en darme cuenta que me habían atado las manos a la espalda además de los tobillos mientras estuve inconsciente.

Ese extraterrestre me observaba sentado en la misma piedra con su arma en la mano.

— Supongo que habrás despertado con una fuerte jaqueca, es un efecto secundario de ese rayo –dijo al ponerse en pie y acercarse en mi propio idioma ya perfectamente.

Me ofreció una pastilla que inmediatamente rechazó.

— Si te quisiéramos muerta, ya lo hubieras estado mucho antes de cruzar nuestra atmósfera. Nos interesaba estudiar los progresos de vuestra especie en este tiempo y francamente nos has decepcionado bastante –explico al ofrecer de nuevo el medicamento.

Se lo aceptó al abrir la boca y su efecto fue inmediato al hacer desaparecer ese dolor de cabeza.

— ¿En dónde os ocultais?, mis sensores no detectaron vida en este planeta antes de volverse locos mis instrumentos al empezar a descender.

— ¿En donde crees que pueda ser en base a eso que acabas de decir? –expone al decir algo en su propia lengua en su muñeca.

Al momento veo descubrirse entre las nubes una estructura rectangular que parecía rodear todo el planeta y estaba suspendido en el cielo, al poco rato volvió a cubrirse con esa capa de nubes permanente.

— Te abrimos un camino a través de ella cuando descendias con tu caza espacial, y cuando podías ver claramente el gigante gaseoso que llamamos Nortug; era debido a que no coincidía con la rotación de nuestro hogar -aclaró ante ella.

— ¿Y qué sucederá conmigo?, ¿qué destino me espera? –pregunto asustada– ¡¿Voy a ser vuestra comida?! –añadi con expresión de terror.

El extraterrestre se rió, cosa que incrementó mi miedo.

— Somos herbívoros, humana. Tan solo está nuestra especie en este mundo y comemos los frutos que dan esos árboles que cultivamos allí arriba, aunque es comprensible que nos confundas con carnivoros u omnivoros –aclaro primero al ver que era lo que más me asustaba– En cuanto a tu destino la mayoría desea tu partida inmediata, cuando respondas a las cuestiones que aún nos preocupan tras haber examinado tu vehículo –concreto seguidamente.

Suspire aliviada ante ambas aclaraciones, aunque no entendía como me dejaban marchar sabiendo que para los mios serían un objetivo si averiguan en donde habia estado.

— No pretendo que se replanteen su decisión con lo que le voy a decir… –comienzo diciendo al ponerme seria– Pero si mi especie llega a saber en donde estuve y vuestro alcance tecnológico, lo más probable es que se presenten aquí –les advierto pese a que me pueda perjudicar.

— Por eso no debe preocuparse en absoluto, no recordara nada y borraremos todo rastro referente a nosotros en los bancos de memoria de su nave –explica con detalle– Ahora me gustaría que me explicara a qué se debe esas marcas de armas sobre el casco superior de su caza, ¿en que nueva guerra andan metidos y si está muy lejos de aquí? –pregunto al mirarme fijamente.

Miró hacia el suelo antes de responder dicha pregunta.

— En otro conflicto absurdo por los recursos minerales que necesitamos de un planeta y nuestros gobernantes no consideran apropiado compartir con los Yisol, a muchos nos reclutaron a la fuerza para hacernos con el control único de ese mundo. Esa es la contienda a la que por desgracia me veo forzada a unir nuevamente y se libra a cincuenta y seis años luz de aquí –le informo.

— ¿Entonces no combates voluntariamente en esa contienda? –se interesa el extraterrestre.

— ¡Para nada!, muchos lo vemos algo inutil al tener dicho planeta mineral por explotar por ambas especies de sobra –respondo al alzar mi vista hacia él.

Mis respuestas parecieron causar un cierto revuelo de voces en su comunicador con los que escuchaban al otro lado y se levantó para hablar en privado con ellos, regresó con un cuchillo que no llegué a ver de dónde sacó y lo miró asustada.

— ¡Creía que me iba a dejar marchar! –exclamo asustada.

— ¡Tranquila!, tan solo voy a cortar sus ataduras –réplica para calmarla.
Ya libre me ayuda a sentarme en la roca y el ocupa la de enfrente.

— Mi especie hubo un tiempo que fue como la suya, y al expandirnos por el espacio causamos estragos entre otras razas por criterios igual de ridículos… –empezó explicando– Observar vuestro planeta a mis antepasados les hizo replantear si en realidad era eso lo que anhelaban ser o por el contrario era mejor dedicar sus energías a algo más provechoso, acabaron optando como puedes apreciar por ti misma por retornar a su mundo de origen e invertirlas en nosotros mismos –concluyo exponiendo.

Ese dato me dejó perpleja al principio, ya que al parecer mi especie fue como un reflejo de lo que no querían ser.

— ¿Me está diciendo que sus antepasados se vieron reflejados en la nuestra y eso les hizo cambiar drásticamente? –preguntó Calla consternada ante ese dato.

— Eso mismo, humana –me confirmó– Con eso quiero no quiero indicar que sea el modo de proceder para la suya, ya que obviamente ustedes necesitan de esa continua expansión, tan solo que deben aún encontrar ese espejo que les haga reformular la forma de hacerlo –concluye para finalizar.

Me quedó pensativa un momento antes de seguir la conversación.

— Desearía poder escapar de esa absurda guerra, pero si fuese a la zona de los Yisol para hacerlo; tan solo sería una prisionera de guerra en sus manos para futuros intercambios que me regresaran al frente nuevamente –expongo frustrada al no suponer en absoluto la solución.

— Puede quedarse aquí como refugiada si eso le satisface, mi pueblo estará más que complacido de acogerla entre nosotros –me ofrecio el extraterrestre.
Miro al alienígena agradecida y no necesito pensarlo.

— Estaría más que encantada de aceptarla, no deseo volver con los míos a esa estúpida refriega por los recursos minerales de un planeta. Por cierto, aun no me he presentado, me llamo Calla –contestó agradecida.

— Yo Ondino, estás en el planeta que llamamos Nyso y nosotros somos los nysonianos. ¡Bienvenida a nuestro mundo y nosotros estamos encantados de acogerte! –dijo Ondino al guardar el cuchillo que resultó ser un elemento de su propio cuerpo en su cintura.

Ambos nos dirigimos a mi nave que estaba en condiciones para llegar a esa estructura, el extraterrestre había bajado antes en un vehículo individual que ya no era preciso volver a pedir.


Escrit per: Arturo Martínez Molina
Del llibre: Kaledsscope vol.1
ISBN: 9781446134627

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Ricard Teixidó
Ricard Teixidó

No diguis blat fins que no el tinguis al sac i ben lligat.

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