Carta abierta al presidente Putin

La actual guerra e invasión militar de Ucrania por parte de Rusia nos obliga a tomar postura y a expresar nuestra opinión. Muy a nuestro pesar ya que preferiríamos dedicar nuestra atención y nuestros esfuerzos a tareas mucho más constructivas y provechosas que la de escribir un artículo de opinión sobre este déspota impresentable.

En primer lugar, queremos manifestar públicamente que el equipo técnico de nuestra página Web de Creatius SE7 y la Redacción de la revista cultural Atenea XXI condenamos de forma abierta y sin paliativos la invasión de Ucrania, los bombardeos a la población civil y el genocidio al valiente pueblo ucraniano. Por descontado que también condenamos el exilio forzado al que se ha visto obligado dicho pueblo por culpa de esta injustificable guerra de agresión.

En este sentido redactamos esta Carta abierta al presidente Putin con el objetivo inequívoco de condenar estos lamentables hechos. Hagamos ahora un poco de Historia contemporánea. El anterior presidente de la Federación rusa Boris Yeltsin (1931-2007) se afianzó en el poder combatiendo el golpe de Estado promovido por los comunistas que querían recuperar el poder en Rusia en el año 1991. Aprovechó la ocasión para destituir a Mijaíl Gorbachov y apartarlo definitivamente del poder. A partir del año 1996, debido a su mala salud, comenzó una lucha por su sucesión. Al final esta carrera la ganó el actual presidente de Rusia Vladimir Putin. 

 Vladimir Putin, que en 1999 había sido nombrado primer ministro por el propio Yeltsin, fue el ganador de las elecciones legislativas ese mismo año. El líder ruso presentó su dimisión como presidente en el discurso de fin de año y Putin, recomendado por el mismo Yeltsin, asumió en funciones la jefatura del Estado y las Fuerzas Armadas.

Durante todo lo que llevamos del actual siglo XXI la política interior rusa ha estado condicionada por su estilo Presidencialista y autoritario. Por lo que se refiere a la política exterior Putin la ha dirigido según los principios y objetivos del nacionalismo ruso. Eso significa que su plan hasta el momento presente ha consistido en tratar de recuperar todos los territorios perdidos tras la disolución de la antigua Unión Soviética e intentar someter a los países del Este de Europa otra vez bajo la influencia de Rusia.  La actual guerra de Ucrania no constituye ninguna sorpresa para cualquier analista político. No resulta muy difícil rastrear e intuir la situación actual con los precedentes de las anteriores guerras de Chechenia y la más reciente de Siria. Que dicho sea de paso también provocó una oleada de refugiados de esa nacionalidad por toda Europa y que no fue atendida de forma satisfactoria por los países de la Unión Europea. Motivo por el cual el estratega Putin sin duda pensó que ocurriría lo mismo con los ucranianos. Aunque ahora todos los políticos derramen lágrimas de cocodrilo y se rasguen las vestiduras por que la guerra se aproxima a Europa, no debemos olvidar que han estado durante veinte años mirando hacia otro lado respecto a la anterior política exterior agresiva y expansionista del presidente de la Federación Rusa Vladimir Putin.

Ahora mismo de muy poco sirve el lamentarse por el desastroso pasado histórico reciente que ha propiciado la invasión rusa y la consiguiente guerra de Ucrania. La queja inútil no sirve para nada. Tal como se suele decir las guerras siempre las pierde la población civil del país invadido y/o bombardeado y al final siempre las ganan aquellos que no la han hecho. Cuando creíamos que ya estábamos a salvo porque se estaba acabando la Pandemia del Corona virus (COVID 19) ahora estalla la guerra de Ucrania. Nuestra cultura retinoica ha recibido una extraordinaria aportación de violentas imágenes de la guerra y de la crisis humanitaria de los refugiados ucranianos que no cesa. 

Todo ello es consecuencia directa de las decisiones del actual presidente de la Federación rusa Vladimir Putin. Ahora debemos abordar ambos problemas, pero, al mismo tiempo, tratando de evitar el estallido de la Tercera Guerra Mundial y su consecuente Holocausto nuclear en que acabaríamos todos convertidos en ceniza radioactiva.

A juzgar por la situación internacional que ha provocado Putin, más le hubiera valido a Boris Yeltsin que no lo hubiera nombrado su sucesor a la Presidencia de Rusia. Sería mejor que le hubiera asignado un puesto administrativo en un oscuro despacho oficial y que se entretuviera rellenando formularios, redactando aburridos informes burocráticos y pegando sellos con la lengua. Como se suele decir: a lo hecho pecho. Ahora toca apechugar con las consecuencias políticas y estratégicas. Independientemente de que nos guste o no debemos reconocer que, después de los atentados del 11/09/2001, el presidente Putin está cambiando y definiendo la política internacional de todo lo que llevamos del presente siglo XXI. Nada volverá a ser igual a partir de ahora y todo el mundo recordará lo que estaba haciendo el primer día de la invasión de Ucrania.

Una cosa queda muy clara: el presidente Putin pretende pasar a la Historia con mayúsculas. Sin duda lo hará, pero como el mayor criminal de guerra de la Historia contemporánea desde Adolf Hitler, con quien se lo compara a menudo. Con esa actitud lo vamos a nombrar Zar de todas las Rusias oprimidas y privadas de libertad de expresión y de información. Ostentará el pomposo título de Zar VLADY PUTLER I, el Sangriento. ¡Ya le vale! Si por nosotros fuera eso ya estaba hecho.

El problema más inmediato que tenemos es el de la crisis de los refugiados ucranianos que huyen del horror de la guerra en su país de origen. No cabe ninguna duda que los refugiados ucranianos deben ser atendidos en todas sus necesidades de forma rápida y satisfactoria. Pero esto nos obliga a plantear otra cuestión no menos apremiante, aunque si invisibilizada por los medios de comuniucación-manipulación. Se trata del tema de nuestros propios refugiados internos. Es decir: las familias de nuestro país que han sido expulsadas de sus propias casas a consecuencia de la especulación inmobiliaria y de los abusos de la banca española. Así como también los miles de “sin techo” que duermen en las calles de las grandes ciudades españolas. ¿Qué pasa con todas estas personas? ¿Es que acaso no califican como refugiados? Se trata de un problema pretendidamente invisible en nuestro Cuarto Mundo. Algo que nuestra “ilustre” clase política pretende ignorar mirando para otro lado. 

Para ir finalizando nuestra Carta abierta al presidente Putin ofrecemos a nuestr@s lector@s y seguidor@s una propuesta muy original que de buen seguro no pasará desa-percibida para el gran público que visite nuestra página Web. El staff técnico de Creatius SE7 y la Redacción de la revista cultural de aparición bimensual Atenea XXI acaba de inventar muy recientemente un nuevo combinado que hará furor a partir de esta primavera y verano del presente año 2022 y que a nadie dejará indiferente.

Se trata del combinado llamado “Bloody Vlady” cuya traducción mas o menos literal vendría a ser: “Vladimir el Sangriento”. Así como ya existe el “Blody Mary”, a partir de ahora mismo existe el “Bloody Vlady” para todos los amantes de las novedades que quieran ponerse al día con lo que se lleva en los tiempos que corren.

Pero antes de avanzar más en esta novedad vamos a explicar en qué consiste este nuevo combinado y como se prepara. Básicamente tiene tres ingredientes: Vodka, zumo de tomate (natural o de bric) y un poco de orégano en hojas que se vende en cualquier supermercado. Se prepara en el interior de un vaso de tubo para hacer cubatas con dos o tres cubitos de hielo. Se cubren los cubitos de hielo con una generosa ración de vodka. Nosotros sugerimos que se trate de la marca “Absolut Vodka”. Y el motivo no es porque tengamos comisión con esa marca. Si no que es lo que más le pega a Vladimir Putin al tratarse de un dictador y déspota Absoluto. 

A continuación, se llena el vaso de tubo hasta casi el borde con zumo de tomate, preferentemente natural si es posible. Si no con el de bric también vale. Para acabar se espolvorea el zumo de tomate con orégano en hojas. Estamos seguros que este nuevo combinado arrasará con todo y romperá muchas barreras por todo el mundo conocido. Por lo menos es la mejor manera de finalizar esta Carta abierta al presidente Putin. Si llega a su conocimiento el también tendrá la oportunidad de probar el nuevo combinado “Bloody Vlady”. Tal vez lo hará desde el interior de su refugio atómico.

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Cesar A. Alvárez

Cesar A. Alvárez

Director de la revista cultural Atenea XXI

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