Entrevistas

En este libro titulado “Entrevistas” publicamos 16 entrevistas realizadas a 15 personas diferentes relacionadas con la cultura, artistas, músicos y gente que pertenece al mundillo del cómic.

Destacamos, sobre todo, la sinceridad y la honestidad de todas las personas entrevistadas en este libro y su ilusión por pertenecer a sus respectivos ámbitos culturales. Estos reportajes personales son, además, una llave de acceso al contenido de las revistas previas donde han sido editadas y ofrecen pistas muy relevantes sobre el contenido de las mismas.

Lo que realmente cuenta del contenido de estos quince testimonios no es tanto la importancia relativa de las personas aquí entrevistadas sino el hecho de destacar su fe y compromiso en el terreno cultural o artístico al que dignamente representan con sus propias ideas y sinceras declaraciones expresadas a lo largo de este libro. Es nuestro más sincero deseo que los potenciales lectores de las mismas disfruten tanto leyéndolas como nosotros, en su día, haciéndolas.


Autor: Cesar A. Alvarez
Edita: Creatius SE7
Fecha edición: 3 de Marzo 2025
ISBN: 9781326593537
Disponible en Lulu.com

La Cinemoteka 376

Programa del 22 de febrero de 2025. Hoy con el relato de Pertinaz Pertinaz. Entrevista a Alfredo León Mañú, ganador del cartel Ecozine de Zaragoza 2025. Entrevista a Antonella Sudasassi, directora de la película “Memorias de un cuerpo que arde”. El cine negro con José María Verdú. Cine y ley con Maribel Vélez. Psicocine con Toni Roch. El cine de anime con Lena Moon. Cine LGTBIQ+ con Miquel Claudi-Lopez. David Sánchez desde el festival de cine de Berlín. Además, teatro con María Luisa Cerezo. Pedro de Frutos, María Luisa Cerezo y Jordi Izquierdo en los estrenos. Ton Fabregat y Olga Aguilera en la técnica. Producen Marta Giménez, Antonio Cañete y Juan Astasio. Dirige Jordi Izquierdo Berbel.

La Cinemoteka 375

Programa del 15 de febrero de 2025. Hoy con la visita de Marta Bazaco, directora de arte de cine y de la película “El 47” y de Jordi Bernal, localizador de cine y de la película “El 47”. Hoy con la participación de los colaboradores Mar Marcet y su mar de series, el cine familiar con Inés Astasio, Arqueología Kinoki con Raúl Ruíz Serna, al otro lado del espejo con Jordi Izquierdo Berbel, el comentario de Juan Astasio, el cinema en català con David Garnacho y la estantería del Wilson. Aida Picon y el Sex Education film festival de Terrassa. En los estrenos Pedro de Frutos, David Garnacho y Jordi Izquierdo Berbel. Producen Marta Giménez, Antonio Cañete y Juan Astasio. Ton Fabregat y Olga Aguilera en la técnica. Dirige Jordi Izquierdo Berbel.

Leyenda de la ciudad de los mediocres

En este libro presentamos una colección de artículos de carácter costumbrista en los que se describen diversos clichés sobre la manera de ser del español medio. Se trata de los típicos tópicos que todo el mundo ya conoce.

Pero el hecho de que todo el mundo los conozca no significa necesariamente que a todos les guste que se los recuerden. También se incluyen en este libro algunos artículos de opinión que hacen referencia explícita a temas de actualidad internacional todavía vigentes al día de hoy.

No faltan tampoco algún que otro artículo que no está exento de una cierta crítica social. Muy necesaria en estos tiempos que corren, aunque, tal vez, resulte algo molesta para algunos de los potenciales lectores de esta obra. Todos estos artículos de opinión ya han sido publicados en varias revistas. Tanto en formato papel como en revistas de tipo digital.


Autor: Cesar A. Alvarez
Edita: Creatius SE7
Fecha edición: 20 ene 2025
ISBN: 9781326697860
Disponible en eBook y Libro

“No hacer nada” es una técnica estupenda para mejorar tu productividad. La neurociencia lo tiene claro

Estar empanado, embobado, soñar despierto… la ciencia tiene una nueva definición para eso: más productividad y creatividad

A priori, quedarte mirando al infinito sin hacer nada puede chocar frontalmente con el concepto de productividad. Sin embargo, según la ciencia, estás abriendo un nuevo espacio en tu cerebro en el que asentar conocimientos o combinar elementos abstractos que se convierten en ideas creativas.

Contra todo pronóstico, parece que esas pequeñas vacaciones que le damos al cerebro en forma de soñar despierto –lo que comúnmente se conoce como quedarse embobado— permite activar partes del cerebro implicadas en la generación de ideas y en el aprendizaje de nuevos conceptos. Por lo tanto, es recomendable permitirse, de tanto en tanto, levantar la vista de la pantalla y desconectar del mundo no haciendo nada.

Descanso consciente, pero sin conexión. Conocido técnicamente como Estado de vigilia tranquila, o popularmente como soñar despierto o quedarse embobado, es un estado relajado de conciencia ambiental que ayuda a la mente a procesar pensamientos complejos mientras está despierta y en reposo. Sería el equivalente a poner el Modo avión en tu móvil, ya que la mente se encuentra consciente, pero de algún modo el entorno desparece y toman protagonismo pensamientos más abstractos y creativos.

Más fácil. Algunas personas tienen una facilidad especial para alcanzar ese estado mental, pero otras lo consiguen realizando tareas sencillas y repetitivas como fregar los platos, limpiar el coche o tender la colada. Muchas ideas estupendas llegan mientras te duchas o mientras cocinas. Bill Gates ha aseguró en una de sus rondas de preguntas con los usuarios de Reddit que una de sus actividades favoritas para entrar en ese estado de relajación mental es fregar los platos. La ciencia lo respalda.

No hacer nada potencia la memoria. La ciencia ha probadoque el estrés perjudica la recuperación de memoria a largo plazo, por lo que un remedio para frenar esa perdida es hacer que el cerebro se tome un respiro de tanto en tanto. Un estudio publicado en Nature ha revisado la actividad neuronal de ratones mientras soñaban despiertos, revelando la activación de distintos patrones neuronales y activando el hipocampo, el área responsable de la memoria y el aprendizaje.

Estos hallazgos señalan la importancia de incorporar este tiempo de desconexión para el cerebro para consolidar conocimientos y asimilar nuevos datos. Por anecdótico que parezca, parece que esta fase de “no hacer nada” contribuye a ser mucho más eficiente y productivo cuando vuelves a la actividad.

Dejar que las ideas locas fluyan. Cuando apenas tenía 16 años, el premio Nobel Albert Einstein tuvo la inspiración para desarrollar su Teoría de la relatividad que cambiaría para siempre los conceptos de la física moderna. Aunque el desarrollo fue fruto de años de trabajo, la inspiración le vino mientras soñaba despierto.

La evidencia. Un estudio publicado en 2022 indica que el estado mental que alcanza el cerebro cuando entra en este estado de ensoñación consciente es similar al que adopta durante los procesos creativos, por lo que no es de extrañar que el resultado sea la generación de ideas nuevas y creativas fruto de la combinación de elementos y conocimientos abstractos que hemos aprendido. En ese estado, el cerebro se convierte en un cajón de arena cognitivo para las ideas y se divierte jugando con ellas y dando nuevos enfoques de una forma subconsciente.

El escenario es similar al que se produce durante las primeras fases del sueño, con la ventaja de que, al despertarte de ese “trance” consciente, recordarás la idea y podrás desarrollarla o desecharla, algo que no siempre se consigue con las ideas durante el sueño, que se olvidan al despertar.

No estoy empanado, estoy resolviendo problemas. Otro de los beneficios de alcanzar un estado mental de ensoñación consciente demostrados por la ciencia es la resolución de problemas. Los estudios relacionan el incremento de la creatividad en este estado con el incremento en la capacidad para la resolución de problemas.

Los investigadores han descubierto que las personas que se toman un tiempo para soñar despiertos antes de afrontar la resolución de un problema demuestran una mayor capacidad y lo hacen de forma más creativa. Al realizar resonancias magnéticas de sus cerebros, han encontrado que varias regiones de sus cerebros estaban muy activas, incluida la red ejecutiva relacionada con la resolución de problemas complicados.


Publicado anteriormente en XATAKA

¿El rock ha muerto?.

Decía Gene Simmons que el “rock está muerto”. El reconocido bajista de la legendaria banda de rock neoyorquina KISS aseguraba, no sin razón, que el rock estaba perdiendo la fuerza que había tenido durante las últimas seis décadas.

El rock siempre se ha asociado, de alguna manera, con la efervescencia y la rebeldía juvenil, dependiendo de la época en que se contextualice. Elvis enseñó a una juventud pacata y moralista, como la norteamericana, a relacionarse de una manera diferente: más directa y con menos tabúes. Su música provocó una revolución social que transformó creencias, valores, prácticas íntimas y la forma en la que se relacionaban los jóvenes. Además, impulsó una nueva modernidad, tan necesaria en su país como en el mundo. Se enfrentó a todo un establishment en una sociedad profundamente conservadora que pedía su cabeza.

En los años 60, el rock se extendió a países como Reino Unido, donde surgieron bandas míticas como The Beatles, The Rolling Stones, The Who, The Animals. Estas agrupaciones se convirtieron en el faro de una juventud británica que, tras una cruenta guerra mundial, experimentó un cambio de paradigma. Dejaron atrás una sociedad oscurantista y caduca imperante para dar paso a una sociedad más relajada, con mayor libertad, igualdad o rebeldía. Gracias al “factor Beatle“, este modelo se extendió por gran parte del globo.

En los Estados Unidos, emergieron bandas como The Doors, The Velvet Underground o The Kinks, que profundizaron en el impulso por la libertad y la revolución. Además, coquetearon con el mundo de las drogas, el pacifismo y la psicodelia.

Los 70 marcaron un punto de inflexión en el mundo del rock, dando lugar a nuevas vertientes como el heavy metal, impulsado originariamente por el grupo Black Sabbath. Bandas como Black Sabbath, Deep Purple, Led Zeppelin, Jethro Tull, Pink Floyd, Sex Pistols o AC/DC rompieron con el pacifismo de los 60 y llevaron al rock a una dimensión más agresiva y disruptiva frente al sistema.

Los 80 estuvieron marcados por la continuidad del heavy metal y sus variantes, dando paso a nuevas ramificaciones como el trash, glam…, así como la evolución del contestatario punk, que derivó en el post-punk y otros subgéneros. El rock corría por las venas de la clase obrera, siendo el hilo conductor de una revolución contracultural que permeaba sutilmente en la cultura y en la visión de los jóvenes.

En los 90 surgieron el grunge o el nu metal, mientras que desde el norte de Europa se expandieron rápidamente las vertientes más extremas y contundentes del metal, como el black metal, doom metal, gothic metal o death metal. Estas corrientes ofrecían una visión más oscura, pesimista y existencialista de una sociedad ahora globalizada, que iba dejando atrás su personalidad para volverse cada vez más homogénea.

Es imposible negar que, desde los años dos mil hasta la actualidad, el rock y sus derivaciones han ido perdiendo influencia entre los jóvenes. Si bien han surgido bandas como The Strokes, Rammstein, Avenged Sevenfold, Mastodon, Gojira…, todas de gran calidad, falta ese componente de efervescencia juvenil, el apego real de la juventud a ellas. Quizás, en este mundo globalizado, en el que se ha vendido un ideal de felicidad impostada y ficticia, los jóvenes ya no vean en el rock un símbolo de revolución y de ahí su desapego.

Y no, no voy a decir que el rock se está muriendo, porque aún cuenta con muchos adeptos, incluso entre los jóvenes. Me refiero a que no hay un claro relevo generacional para esas bandas, y no porque falte talento – lo hay a patadas -, si no que basta con darse una vuelta por cualquier local de conciertos un fin de semana para comprobarlo. En la era del capitalismo global, se ha despojado a todo estandarte de lo más preciado: su alma. Por eso, la juventud no se apega al rock ni a la revolución, sino a un falso sentido hedonista mayoritario, que muchas veces los lleva a callejones como el reggaetón, trap o derivados.

Nos sentimos, asimismo, apegados a la vieja idea de revolución, a los viejos ritmos, a los grupos de siempre, que, al igual que todo, han sido asimilados por el sistema como marcas comerciales. AC/DC, Iron Maiden, Metallica, Bruce Springsteen, Judas Priest, KISS… fueron estandartes de la modernidad, pilares de la revolución en su momento, y hoy han quedado como un feliz recuerdo. Se les evoca por nostalgia, porque su música nos retrotrae a nuestra siempre idealizada juventud y, porque no decirlo, su música es genial. Ahora el rock ha sido absorbido y desprovisto como objeto de revolución; la gente se aferra a él más por nostalgia o sentido de pertenencia que por una verdadera necesidad de cambio.

Es triste, como ocurre con el cine o tantos otros movimientos artísticos: la industria y la sociedad no quieren dar oportunidad a renovarlo con nuevas bandas, nuevas ideas, nuevas propuestas, sino que tiran de grupos tributos o de secuelas, remakes o precuelas de películas antaño exitosas, como una manera de regresar a una nostalgia, a un tiempo que ya pasó, a una revolución que nunca se consumó.