El genio tras el genio

Con una historia de autodestrucción con base histórica, nos llega desde Rusia el largometraje “La mujer de Tchaikovsky“, el nuevo trabajo del director ruso Kirill Serebrennikov.

Todo este trabajo gira alrededor de la grandísima interpretación de la interprete Alyona Mikhailova, siempre en tensión y cerca del milagro. En su cuerpo menudo y mil veces martirizado es donde la película se hace grande y adquiere un tono trágico y profundo que se acerca al negro.

La figura de Tchaikovsky no cabe en una película. El genio ruso, que pertenece a la cultura europea, es el universo entero donde su vida es un auténtico misterio. La película no miente y se detiene en la vida secreta de una mujer oculta. Defenestrada en vida y borrada directamente de la historia, justo después de su muerte cuando en Rusia los Soviets se alzaban contra los Zares.

Odin Lund Biron da vida al más grande de los genios. Que fuera homosexual y dedicara buena parte de su existencia a humillar a la que tanto la amó era una verdad, además de patriarcal, insoportable.

El director convierte cada plano en un trabajo minucioso, con meticulosa coreografía de elipsis y cuerpos que se esconden en cada giro de cámara.

Un film que habla de estatus sociales, de enfermedad mental y de creencias sinceras en el amor.

Drama histórico al uso con una cuidada ambientación.

Es de lo mejor que llevo visto en estos meses, en cuanto a los estrenos que llevamos en estos meses, pero no se lleven a engaño, “La mujer de Tchaikovsky” es en el fondo un largometraje no apto para todos los paladares, por su guion tan bien tratado y su forma (algo desagradable) de narrar los acontecimientos y lo ariscos que son los personajes.

VALORACIÓN:

Puntuación: 4.5 de 5.

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Jordi Izquierdo Berbel

Jordi Izquierdo Berbel

Almacenero en Transports Metropolitans de Barcelona (TMB) y crítico de cine.

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