Joven Orquesta Nacional de España, Francisco Fullana & Nuno Coelho

Dentro del ciclo de los tres conciertos de Joves Intèrprets al Palau.

El lunes día 28 de julio de 2025 asistimos al tercer concierto del ciclo dedicado a los Joves Intèrprets al Palau de la Música Catalana (Barcelona) y que formaba parte de la Programación oficial del Festival del Teatre Grec de Barcelona 2025; evento que duró desde el 26 de junio hasta el 3 de agosto. Este tercer concierto del ciclo estuvo dirigido por Nuno Coelho y en él destacó la ejecución del violín solista mallorquín Francisco Fullana. Este concierto fue interpretado por la Joven Orquesta Nacional de España y empezó puntualmente a las 20.00 horas de la tarde en la sala grande del Palau de la Música Catalana.

Esta formación orquestal estaba integrada por jóvenes talentos provenientes de todo el Estado, que actuaron dirigidos por el actual director titular de la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias y con el joven violinista mallorquín Francisco Fullana. Esta Joven Orquesta se creó en el año 1983, contando con una trayectoria de más de 40 años. Es una institución musical que depende del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música (INAEM, Ministerio de Cultura) y está dedicada a formar a alto nivel a los músicos que ya han terminado sus estudios y están a punto de dar el salto a la vida profesional. Celebran encuentros anuales, como el que este año los llevó al Palau de la Música, dirigidos por Nuno Rebelho, actual director titular y artístico de la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias, que ya había dirigido la formación, como director invitado, en ocasiones anteriores. En la comparecencia en Barcelona, la formación sinfónica estuvo acompañada del violín solista de Francisco Fullana, un músico nacido en Mallorca que está destacando en el panorama de la interpretación barroca historicista. Este gran artista también actúa como músico de cámara y se halla por completo comprometido con tareas pedagógicas relacionadas con el aprendizaje musical de los jóvenes.

La programación de este tercer concierto de los Joves Intèrprets constaba de tres piezas musicales de música clásica contemporánea que referimos a continuación:

– Fabià Santcovsky: Concierto de los elementos I & II (2023).
– Isaac Albéniz: Suite Iberia (1909).
– Igor Stravinsky: La consagración de la primavera (1913).

El programa de este concierto barcelonés dió comienzo con los Conciertos de los Elementos I&II, de Fabià Santcovsky Reschini. Se trata de una composición de creación muy reciente que se incorporó al repertorio de la JONDE después de que en el año 2023 ganó el XLI Premio Reina Sofía de Composición Musical. Nos hallamos, por lo tanto, ante una composición musical contemporánea de nuestro actual siglo XXI. En esta reciente composición, Fabià Santcovsky, plasma en esta obra el compromiso social, la experimentación tímbrica, el uso de la electrónica, la exploración de sonoridades de otras culturas y el interés por formatos innovadores. Su Concierto de los elementos I&II para violín y orquesta consta de dos partes: La última representación del mirlo y Resonancia sin nombre. En palabras del propio autor: “Este concierto es un conjunto de elementos que propongo entenderlos como fenómenos de un mundo que no sólo se compone de objetos, sino que se manifiesta a través de ellos” . Durante la ejecución de esta novedosa pieza musical la orquesta interpretó el sonido del viento, del agua, de los pájaros y de otros elementos de la Naturaleza con una gran convicción descriptiva que encandiló al público asistente de esta velada nocturna en el Palau de la Música Catalana.

La segunda pieza musical interpretada durante este tercer concierto es la conocida Suite Iberia del compositor español Isaac Albéniz (1860-1909). Obra musical para piano compuesta entre los años 1905 y 1909 y acabada poco antes de su fallecimiento. Varios musicólogos importantes han afirmado que tal vez la Suite Iberia sea la más importante obra de la literatura pianística española, así como una de las cimas de la música para piano de todos los tiempos. Esta suite, compuesta entre 1905 y 1909, no solo es un hito para el piano, sino que también se considera una de las piezas más representativas de la música española.

El significado de Iberia trasciende las notas; es una celebración de la cultura y los paisajes sonoros de España, con sus ritmos vibrantes y melancolías profundas. Albéniz, influenciado por su amor por el folclore español, logra capturar la esencia de las distintas regiones del país a través de sus composiciones. Cada sección de la Suite Iberia nos ofrece un viaje sonoro que evoca imágenes vívidas de la vida y tradición españolas. La interpretación de Iberia en el piano invita a la reflexión sobre cómo este instrumento desempeña un papel crucial en la comunicación de la identidad musical española, ofreciendo a los músicos la capacidad de conectar emocionalmente con el público a través de la rica herencia cultural que representa. La interacción entre técnica y expresión en el piano revela un mundo de matices que refleja la esencia de la música española y su capacidad para resonar en diversos contextos.

Esta pieza destaca por su rica textura y su profunda conexión con las raíces folclóricas de España. En el análisis de esta obra, resulta crucial considerar cómo el piano no solo sirve como un vehículo para la expresión musical, sino también como un medio para transmitir la diversidad cultural y rítmica del país. Al escucharla, se nota la gran influencia de diversas tradiciones españolas, desde el flamenco hasta danzas populares, que se traducen en el uso de armónicos complejos y ritmos irregulares. La técnica pianística requerida para interpretar estas obras va más allá de la mera ejecución; implica una comprensión profunda de los matices emocionales y la dinámica que el compositor deseaba transmitir. El piano permite a los intérpretes explorar diferentes colores sonoros, utilizando técnicas como el pizzicato o el uso de pedales para lograr un efecto más resonante y lleno de matices. Además, el timbre del piano ofrece una paleta única que puede evocar imágenes del paisaje español, desde la serenidad de sus campos hasta la intensidad de sus festivales.

En comparación con otros instrumentos, como la guitarra o el violín, el piano tiene una versatilidad singular, permitiendo una mayor polifonía y complejidad en la ejecución de las piezas. Mientras que la guitarra puede resaltar las cualidades melódicas y rítmicas del flamenco, el piano aporta una sustentación armónica más rica y variada, lo que amplía las posibilidades interpretativas. A través de su música, Albéniz logró capturar la esencia del folclore español utilizando técnicas innovadoras. Cada una de sus partes está influenciada por diferentes regiones, lo que permite a los intérpretes explorar una variedad de texturas y matices que son posibles gracias al uso adecuado del instrumento. La complejidad técnica de las obras plantea un reto para pianistas, destacando la importancia de contar con un piano de calidad que pueda transmitir la profundidad y la diversidad de esta música.

En la obra «Iberia» de Albéniz, destacan características musicales como la riqueza armónica, el ritmo enérgico y la expresión melódica. Estos elementos se potencian en su interpretación a través de distintos instrumentos. Por ejemplo, el piano resalta la complejidad rítmica y la textura polifacética, mientras que instrumentos como la guitarra y el violín aportan una sonoridad más íntima y emotiva, evocando las raíces folclóricas españolas. La combinación de estos instrumentos permite una interpretación rica y variada que refleja la diversidad cultural de la península ibérica. A la hora de interpretar esta magna pieza de la música clásica española diremos que los instrumentos más efectivos en términos de timbre y expresividad son el piano y la guitarra española. El piano permite una amplia variedad dinámica y un rango tonal que resalta las complejidades armónicas de la obra, mientras que la guitarra española ofrece un timbre cálido y una expresividad única, ideal para capturar la esencia flamenca de esta composición. Al acabar la interpretación de la Suite Iberia hubo un descanso de unos quince minutos hasta la llegada de la segunda parte del concierto.

En la segunda parte del concierto la Joven Orquesta Nacional de España interpretó la obra musical “La consagración de la primavera” del gran compositor ruso del pasado siglo XX Igor Stravinsky (1882-1971). Esta innovadora obra se estrenó en París el 29 de mayo de 1913 y desde entonces ha sido un símbolo de la modernidad en

el panorama de la música clásica contemporánea. Esta sinfonía describe un ritual pagano de sacrificio de una joven virgen en medio de escenas propias de la Rusia pagana en las cuales se celebra el despertar de la primavera. Inusualmente esta sinfonía empieza con la sección de viento siendo el fagot el instrumento protagonista que nos va a introducir en un ambiente arcaico y primitivo. A continuación se suman los instrumentos de viento produciendo una gran algarabía, con varias superposiciones de diferentes tonalidades y ritmos. Con la tensión musical en su máximo apogeo retoma el tema del fagot con el que acaba esta introducción.

Da paso la siguiente sección que lleva por título Los augurios primaverales – Danza de las adolescentes con la sección de cuerda repercutiendo de forma rítmica. A partir de ese momento el ritmo adquiere un protagonismo que se mantendrá durante el resto de la obra. El juego del rapto pone el acento en un frenesí salvaje con el uso de las trompas que nos remiten al mundo de la caza. La siguiente sección, Rondas primaverales, aporta un momento de sosiego. Se inicia de forma lenta y misteriosa y de forma paulatina va adquiriendo una mayor densidad sonora hasta llegar a la desenfrenada carrera que encontramos en la siguiente sección titulada Juegos de las tribus rivales, en la que dos temas musicales se contraponen en una creciente animación. Esta parte culmina con las secciones Cortejo del sabio – Adoración de la Tierra – El sabio, que van a constituir una especie de marcha ominosa llevada por un pesado ritmo en ostinato que se va a interrumpir de forma brusca. A continuación escuchamos unos compases más bien callados y misteriosos que, acto seguido, son rotos por el redoble de un tambor que nos llevará al desenfreno final de la primera parte, la Danza de la Tierra. Se trata del clímax final de esta primera parte que transcurre en un crescendo demoledor, en el que la sección de cuerda asume su parte a una velocidad de vértigo sobre las fanfarrias de los vientos hasta la seca y violenta conclusión. De esta forma tan espectacular finaliza la primera parte de La consagración de la primavera.

Por lo que se refiere a la segunda parte de esta magna obra musical diremos que se inicia con una Introducción que constituye una de las más bellas páginas de toda la partitura. En ella la orquesta se reduce a un gigantesco conjunto de cámara de vivos e impensables colores sonoros que nos recuerdan las técnicas del Impresionismo musical francés con autores como Claude Debussy. Un solo de trompeta ofrece en conjunto un aire misterioso y una atmósfera de encantamiento arcaica a la par que poética que logra mantenerse en la sección titulada Círculos misteriosos de las adolescentes. En La glorificación de la elegida el ritmo vuelve a estallar de forma salvaje y agresiva con un tema musical que se fragmenta en medio de espectaculares sonoridades. Esta danza da paso a la Evocación de los antepasados que se define por la sección del metal, contestado por la cuerda y bajo el redoble del timbal. A continuación viene la Acción ritual de los antepasados, que se basa en un movimiento rítmico de carácter procesional acompañado de frecuentes e imprevistos cambios dinámicos. Un acorde de cuerda inicia la Danza sagrada cuya tensión va creciendo gracias a una pulsación muy marcada y los contrastes tímbricos que transcurren entre la sequedad de los metales y el descarnado papel rítmico de la cuerda.

El punto final de esta magnífica pieza musical lo pondrá un arabesco creciente de la flauta contestado por un violento acorde de toda la orquesta. Tras finalizar esta segunda parte del concierto del lunes 28 de julio el público prorrumpió en un largo y sonoro aplauso y en una gran ovación general para la Orquesta, su Director y el Primer Violín. En justa correspondencia La Joven Orquesta Nacional de España correspondió al público con nada menos que tres bises seguidos. En ellos los músicos interpretaron tres piezas musicales de música clásica española del siglo XX. Con lo que el memorable concierto concluyó a las 22:30 Horas de la noche.

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César A. Alvarez
César A. Alvarez
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