Situaciones cotidianas, escenarios lejanos de un tiempo pasado discurren ante ti, una figura acechando en la oscuridad, sonidos evocadores de voces ancestrales, la sangre salpica la pared de tu cuarto y cuando el deseo de escapar te envuelve, se presenta ante ti un nuevo escenario, otra época; otros personajes. El terror explora tu mente, modifica tu noción de la realidad, sientes como aumenta la presión arterial y tu respiración se acelera, la adrenalina te prepara para enfrentarte a ese miedo invisible, a ese terror oculto que parece sobrevivir a toda racionalidad. ¿Es esto un sueño? te preguntas. Distintos personajes y situaciones dispares convergen en un punto común, el temor como emblema y símbolo, el temor como metalenguaje de nuestra visión del mundo.